Ven mi reina mira el telémetro
observa cuan lejos está de mí la esperanza
analiza la costra de soledad,
circundando el perímetro con cinturón acerado
y calcula la magnitud del zarpazo para destrozarla.

Desde niño deseo romper ese cerco
le disparo el verso sin rótulo de héroe
y resiste mi embate poético a ultranza.
La barrera
cierra mi atmósfera hasta una línea infinita
íntegra y descaradamente cerrada en el paso
de la región que me ofrece vituallas para vivir
arrobado.

Mi reina tu visión en perspectiva
puede despejar el horizonte
la planitud de mi razonamiento abstracto
nada más refleja el primer plano;
tú eres dueña de una mirada
que lo abarca todo
desde arriba.

Tienes levedad de nardo
y una voz musical que ahuyenta la neblina
te necesito así etérea para mi espacio,
y firme en el despeje de la incógnita.

Ven mi reina dirige a través del telémetro
con arrojo de amazona,
considera la inclinación del ángulo
y lanza una derrota contra la soledad
sería lo más extraordinario en mil años
una victoria digna de una heroína,
algo que celebraría Andrómeda y su corte
y las musas ardorosas te llamarán hermana
ciñéndote la frente con corona
justo premio por demoler el bastión
que cierra mi futuro.

Después grabaré en mármol tu proeza
como testimonio de tu victoria para la posteridad
y sabrán que tu valor coronó a la poesía.