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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2009-06-04 | [This text should be read in espanol] | De tarde en tarde descubro un art铆culo o una columna que quisiera haber escrito. En estos casos sigo el adagio de los poetas y 鈥渢omo lo m铆o donde lo encuentro鈥 para colocarme cual caja de resonancia y compartir ideas que estimo relevantes. En esta oportunidad me es particularmente grato convidar a los lectores a la mesa de mi querido amigo y maestro Renward Garc铆a Medrano, autor del texto cuyo t铆tulo lleva esta entrega de JdO. Vale. 鈥淪upongo que el derecho de los ciudadanos a la informaci贸n p煤blica conlleva el derecho a la no desinformaci贸n p煤blica. Esto no lo dice la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Informaci贸n P煤blica, pero tampoco hace otras precisiones, por ejemplo, qu茅 debe entenderse por informaci贸n p煤blica federal para efectos de esa ley, aunque la respuesta puede deducirse de la fracci贸n XIV del art铆culo tercero, que enumera los 鈥榮ujetos obligados鈥 por la misma: los tres poderes federales, los 贸rganos aut贸nomos, los tribunales administrativos federales y 鈥榗ualquier otro 贸rgano federal鈥. 鈥淓l presidente de la Rep煤blica es el titular 煤nico del Poder Ejecutivo y por ese hecho es uno de los sujetos obligados por la ley de informaci贸n, y en consecuencia, a la no desinformaci贸n. Como no soy abogado y mucho menos especialista en este tema, me limito a colegir que una afirmaci贸n fragmentaria y no respaldada en pruebas tiene el mismo efecto que la desinformaci贸n sobre los ciudadanos como yo, que tratan de ejercer su derecho a conocer todo lo que ata帽e al inter茅s social, sobre todo en temas delicados o trascendentes. 鈥淒oy un ejemplo. Ha dicho el presidente Calder贸n que la recesi贸n que sufre el pa铆s obedece a la crisis y recesi贸n internacionales, lo cual es tan evidente, que pareciera no necesitar ser probado. Pero esta afirmaci贸n, por fragmentaria, desinforma, pues omite la otra parte de la verdad: que tambi茅n hay factores internos, de gran relieve, que hacen m谩s profundos la recesi贸n y el desempleo. Da lugar a que se especule sobre los motivos del presidente de la Rep煤blica para colocar fuera del pa铆s la responsabilidad del desastre econ贸mico en que vivimos y a que el com煤n de la gente, como yo, crea que la insignificancia y retraso de las medidas contrac铆clicas refleja el criterio de que si el origen de la recesi贸n est谩 fuera, la pol铆tica econ贸mica de su gobierno est谩 impedida para mitigar sus efectos y, sobre todo, que no requiere revisi贸n ni correcci贸n. Pero ese es s贸lo un ejemplo de desinformaci贸n, tal como yo la entiendo, y no el tema que me interesa ahora abordar. 鈥淸El martes 2 de junio], al inaugurar la XXVI Sesi贸n del Consejo Nacional de Seguridad P煤blica, el presidente Calder贸n dijo, entre otras cosas, la siguiente: 鈥淟a situaci贸n [de inseguridad en] que vivimos se ha venido acumulando y creciendo a lo largo de mucho tiempo; quiz谩 se pens贸 que era un asunto manejable o inevitable; quiz谩 se pens贸 que no tendr铆a consecuencias serias en la vida cotidiana de los gobiernos o de los ciudadanos. El hecho es que ahora estamos pagando los costos de a帽os de permisividad y tolerancia ante la criminalidad鈥. 鈥淓sta afirmaci贸n coincide con una percepci贸n generalizada y yo mismo la har铆a m铆a en una charla informal, pero no me atrever铆a a sostenerla, por ejemplo, en una conferencia o siquiera en un art铆culo period铆stico porque no dispongo de informaci贸n que la pruebe. Y como la 鈥榩ermisividad y tolerancia ante la criminalidad鈥 son formas de complicidad, tendr铆a que probar mi dicho y entre las pruebas inexcusables estar铆an los nombres, fechas y datos. Si un particular debe probar sus acusaciones, sobre todo si entra帽an la probable comisi贸n de un delito, con m谩s raz贸n debe hacerlo el titular del Poder Ejecutivo Federal. 鈥溌縌ui茅nes y cu谩ndo fueron permisivos y tolerantes con la criminalidad? Yo puedo decir en privado e informalmente qui茅nes creo que lo hicieron. Pero si hablo a t铆tulo oficial y en un foro como el Consejo Nacional de Seguridad P煤blica, debo exhibir la informaci贸n en que baso mi dicho. Mi deber moral 鈥搚 quiz谩 jur铆dico鈥 cobra importancia cuando estoy atribuyendo a otros una grave responsabilidad hist贸rica y pol铆tica: la de haber propiciado o permitido que el pa铆s quedara a expensas de la delincuencia organizada. Y si no puedo o no quiero probarlo, estoy obligado a abstenerme de hacer acusaciones concretas a personajes abstractos. 鈥淓sta precauci贸n es obligada cuando el que habla es el presidente de la Rep煤blica, lo hace en un foro como el mencionado y se refiere a un problema que pone en peligro la integridad del Estado. A diferencia de lo que yo diga o escriba, lo que dice el presidente es materia de difusi贸n en los medios y para este objeto se suele reproducir, como es el caso, en el portal de Internet de la Presidencia de la Rep煤blica. Enterados por el Ejecutivo Federal de que otros fueron responsables de 鈥榣a situaci贸n en que vivimos鈥, los ciudadanos, titulares del derecho a la informaci贸n, no podemos limitarnos a identificar, sin m谩s bases que nuestros personales prejuicios, a los servidores p煤blicos que nos empujaron a un callej贸n al que todav铆a no le vemos salida. De esto, precisamente de esto se trata la rendici贸n de cuentas. 鈥淩espeto al presidente de M茅xico y nada har铆a para socavar su credibilidad cuando est谩 enfrentado a un problema nacional de esta hondura. Lo respeto y respaldo aunque no comparta todo lo que est谩 haciendo su gobierno en materia de seguridad p煤blica y piense que hay tareas esenciales que no est谩 haciendo en la Educaci贸n, por ejemplo, o en la promoci贸n activa de la cultura de la legalidad. Precisamente por eso deploro que lo dicho ayer por 茅l ratifique, quiz谩 involuntaria pero evidentemente, el leitmotiv de la campa帽a difamatoria del l铆der del PAN contra otro partido鈥. Molcajeteando鈥 Y ya en la vena de compartir, otro querido amigo, Jos茅 Prats, me hizo llegar un art铆culo de Ra煤l Rivero, publicado en El Mundo de Espa帽a, que es una delicia nost谩lgica para alguien como yo, apasionado de la fiesta brava, del periodismo y de la literatura, adem谩s de ahijado del banderillero Liborio Ruiz de feliz memoria. Hablo de aquel afamado 鈥淧epe Faroles, cr铆tico taurino鈥. 鈥淯no de los cr铆ticos taurinos m谩s conocidos del siglo XX mexicano se llamaba Pepe Faroles. Era contempor谩neo de un comentarista pol铆tico que no brill贸 demasiado, pero era inc贸modo y escrib铆a bien. Firmaba como Di贸genes Garc铆a. La verdad es que el experto en la lidia de toros y el analista de la actualidad pol铆tica eran seud贸nimos de Josefina Vicens, la novelista que nada m谩s necesit贸 dos libros para que la literatura hispanoamericana no pueda dejarla en el olvido. 鈥淓ra de Villahermosa, Tabasco. Naci贸 en 1911 y se muri贸 77 a帽os despu茅s en Ciudad de M茅xico, con una leyenda bordada a mano como guionista de cine, periodista de asuntos que en la 茅poca estaban reservados para los hombres y por sus dos novelas: El libro vac铆o (1958) y Los a帽os falsos (1983). 鈥淟a se帽ora Vicens escribi贸 m谩s de un centenar de argumentos para la cinematograf铆a de su pa铆s. Tres de su guiones m谩s reconocidos son los de los filmes Las se帽oritas Vivanco, Renuncia por motivo de salud y Los perros de Dios. La escritora lleg贸 a ser presidenta de la Academia de Ciencias y Artes Cinematogr谩ficas de M茅xico y el p煤blico en general, y muchos de sus compa帽eros, la consideraban como una viajera de paso en el siempre enrevesado dominio de las letras. 鈥淓l andamiaje del cine, sus despliegues de luces de artificio y sus dramas anegados de sombreros y l谩grimas, no pod铆a identificarse con las preocupaciones de la Josefina Vicens de las dos novelas. 鈥淪us libros son historias de gente solitaria, trabados en la nada de la existencia, en unos escenarios en el que los movimientos son falsos. Son las vidas de dos hombres mediocres atrapados. Uno, en el vac铆o; y el otro, en un medio machista que lo impulsa a fingir, a mentir y a perder su identidad. 鈥淛osefina Vicens deb铆a regresar a su casa cada d铆a aterrada y llena de incertidumbres y tristezas. En 1958, despu茅s de leer El libro vac铆o, Octavio Paz escribe a la autora: 芦Es magn铆fico: una verdadera novela. Simple y concentrada, a un tiempo llena de secreta piedad e inflexible y rigurosa. Es admirable que con un tema como el de la nada -que 煤ltimamente se ha prestado a tantos ensayos, buenos y malos, de car谩cter filos贸fico- hayas podido escribir un libro tan vivo y tan tierno. Creo que los que saben que nada tienen lo tienen todo: la soledad compartida, la fraternidad en el desamparo, la lucha y la b煤squeda禄, agrega. 鈥淟a obra de la Vicens es misteriosa y sorprendente. A cada rato se hacen simposios y reuniones para airearla un poco, para compararla con alguien y medirla con reglas que no pueden entender las dimensiones y las leyes no escritas de otra 茅poca. 鈥淓n el colof贸n de Los a帽os falsos la escritora pone estos dos versos a un amor imposible. Algunos cr铆ticos quieren ver por ah铆 el af谩n de cantar de una vez una contrase帽a de su jugada: 鈥溌玍ivir as铆, de esta suerte. No s茅 si es vida o es muerte禄鈥 Profesor 鈥 investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicaci贸n de la UPAEP Puebla. 3/06/09 [email protected]
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