La realidad que nos circunda, carece de tiempo, carece de espacio; no tiene forma ni fondo ni figura, no hay cuantificadores ni cualficadores en la realidad que nos rodea.

No hay separación entre subsuelo y raíces ni hay discontinuidad entre las olas y su orilla.

No hay causas ni efectos, sólo acción y reacción en ausencia de tiempos.
No hay ayeres ni mañanas, sólo hay ahora...

El tiempo y el espacio son producto de nuestra mente inquisitiva.
Los cuantificadores y cualificadores son inventos humanos.
La nítida separación de formas y figuras de sus respectivos fondos es la mayor ilusión creada por el ojo.
La diafanidad de los tonos y las notas también es ilusoria.
El sentido de las cosas es nuestra invención.
El significado de la Realidad es nuestra conquista.

Sin nosotros, la realidad no es más que una sopa cuántica de eventos y fenómenos sin pies ni cabeza; sin tiempos ni espacios, sin razones ni sentidos ni significados.

Sin el Hombre sí habría universo
pero no existiría un SIGNIFICADO.

Y todo significado es aprendido.
Vemos la realidad como aprendimos a verla, ni más ni menos.

P.D.: Por suerte lo aprendido se puede desaprender ¿viste?