Al día

no le cuadraban

las figuras geométricas.

Había amanecido

y la tarde

derivaba lentamente su pendiente

sin que pudiéramos

inscribirla en un círculo,

en una recta,

en una hélice,

en una figura oblonga,

triangular o cuadrada.





Al día

no le cuadraban

las figuras geométricas.

Era tan libre,

tan liviano,

tan ligero...

Nada especial.

Sólo un día

con cielo azul, sin una nube;

un día resbaloso,

empapado de óleo trasparente;

empapado

de pinturas acrílicas,

envuelto en celofanes acuosos...

con peces en el aire, con sirenas sin branquias

e invisibles panteras

atravesando bosques

sin árboles ni pájaros

que flotaran despacio

a lo largo de fantasmas laderas,

tendidos

desde el meridiano de la última tarde

hasta el sol alto

del pleno mediodía.

El atardecer ya promediaba

y seguíamos

sin encontrar las figuras geométricas

que le cuadrasen

a un día tan libre,

tan sencillo,

como muchacha desnuda

saltando

volando,

tendiéndose

sobre las glaucas arenas de este enero.

que palpita en las lluvias de mañana









Gocho Bersolari

MAR DEL PLATA

Octubre 4, 1993

5:47 PM