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Nuestro petr贸leo
poetry [ ]
Juego de ojos Compilation: Juego de ojos

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by [MAGSA ]

2009-07-02  | [This text should be read in espanol]    | 




El petr贸leo ha tenido importancia en M茅xico desde tiempos prehisp谩nicos -los olmecas lo conocieron como chapopote- pero historia comercial arranca en 1863 con la 鈥淢ina de Petr贸leo de San Fernando鈥, cerca de Tepetitl谩n, Tabasco. En 1864 Maximiliano expidi贸 concesiones en Tabasco, norte de Veracruz, sur de Tamaulipas, Estado de M茅xico, Istmo de Tehuantepec y Puebla. En 1868 la Compa帽铆a Explotadora de Petr贸leo del Golfo de M茅xico produjo destilados en peque帽a escala El Cuguas, cerca de Papantla, Veracruz. Todas estas empresas fracasaron.
En 1876, un capit谩n naval de Boston perfor贸 en Cerro Viejo y obtuvo peque帽as cantidades de aceite, pero fracas贸 y se suicid贸. En 1884 Cecil Rhodes, el plut贸crata ingl茅s-sudafricano, form贸 la Mexican Oil Coporation. Tampoco tuvo 茅xito y volvi贸 al negocio de sacar diamantes con mano de obra esclava y fundar pa铆ses espurios (Rhodesia).
Con D铆az en 1884 se dio el primer paso para impulsar la producci贸n local de petr贸leo y carb贸n con una nueva ley minera que revoc贸 el derecho exclusivo de la naci贸n sobre los recursos del subsuelo y lo traspas贸 a los due帽os de la superficie. En 1901 se decret贸 la primera ley petrolera que autorizaba al ejecutivo a otorgar directamente concesiones de explotaci贸n a particulares en terrenos de propiedad federal. La Waters-Pierce Oil Company, subsidiaria de la Standard Oil, fue la primera exitosa. Tuvo refiner铆as en la ciudades de M茅xico, Tampico, Veracruz y Monterrey.
La etapa de la producci贸n petrolera a gran escala se inici贸 en M茅xico a principios de 1901, cuando la Mexican Petroleum comenz贸 sus operaciones en El 脡bano, San Luis Potos铆. Los primeros pozos arrojaron una producci贸n escasa, con grandes proporciones de asfalto y, por lo tanto, dif铆cil de refinar. En 1910 la Huasteca Petroleum Company perfor贸 el pozo Casiano n煤mero 7, que brot贸 con una fuerza impresionante de 60 mil barriles diarios. Inmediatamente la Mexican Petroleum se prepar贸 para la producci贸n a gran escala expandiendo sus capacidades de almacenamiento y transporte. Sus principales clientes en M茅xico eran su compa帽铆a de asfaltado, los Ferrocarriles Nacionales y la Waters-Pierce. En el mercado norteamericano tuvo contratos de venta con la Standard Oil de Nueva Jersey (6 mil barriles diarios), la Gulf Oil Company (2 mil barriles diarios) y el Santa Fe Railroad (2 mil 500 barriles diarios). En mayo de 1908, el pozo de Dos Bocas, en San Diego de la Mar, brot贸 con una fuerza sin precedente de 100 mil barriles diarios. Aunque un incendio acab贸 con toda su producci贸n y lo dej贸 completamente seco, el pozo de Dos Bocas fue la evidencia determinante de la riqueza oculta en el subsuelo mexicano y motivo nuevas inversiones para ampliar las instalaciones de la petrolera.
En 1913 las compa帽铆as inglesas, holandesas y norteamericanas instaladas en la Faja de Oro de Tamaulipas viv铆an en el mejor de los mundos posibles. El C贸digo de Miner铆a de 1884 hab铆a dado la puntilla a la legislaci贸n espa帽ola que reconoc铆a el derecho del Estado sobre los minerales del subsuelo, y la Ley Petrolera de 1901 daba a los propietarios tanto la posesi贸n de la tierra como de sus productos, 鈥渄esde el cielo hasta el infierno鈥 seg煤n frase memorable del doctor Jos茅 Mar铆a Luis Mora. Al respecto dice Lorenzo Meyer: 鈥淧ara el arranque del siglo XX, la importancia econ贸mica del petr贸leo ya era obvia [鈥. Fue en esas circunstancias que el poder pol铆tico decidi贸 inclinar la balanza legal a favor del capital y en contra de la propiedad de la naci贸n y reconoci贸 claramente el derecho del superficiario a explotar el petr贸leo en sus terrenos. Por si lo anterior no fuera suficiente, en 1909, cuando ya era evidente que la actividad petrolera promet铆a ser una actividad en ascenso, apareci贸 una legislaci贸n que acab贸 con toda ambig眉edad al especificar que los 鈥渃riaderos o dep贸sitos de combustibles minerales鈥 eran 鈥減ropiedad exclusiva鈥 del superficiario.
Algunas cifras para ilustrar las dimensiones de la riqueza petrolera mexicana: En 1911 se produjeron 12鈥000,000 barriles; en 1916, 40鈥000,000 y en 1921, 193鈥000,000, con lo que M茅xico se coloc贸 como el segundo productor mundial. A cambio de tal riqueza, las empresas pagaron regal铆as cuyo monto, dijo don Jes煤s Silva Herzog, ofende al adjetivo 鈥渟imb贸licas鈥. No fue menester averiguar el precio del barril, ni calcular el poder adquisitivo del peso en la 茅poca, ni consultar las tablas de conversi贸n a d贸lares, ni llevar a cabo un comparativo del costo de la vida o de las condiciones de los obreros en Estados Unidos y M茅xico, para llegar a la 煤nica conclusi贸n posible: el pa铆s eran reh茅n de unos bandoleros de cuello blanco: El propietario del terreno en donde brot贸 el 鈥淐erro Azul鈥, que produjo 89 millones de barriles, recibi贸 $200,000 pesos; el due帽o del terreno en donde brot贸 el 鈥淛uan Casiano鈥, que produjo 75 millones de barriles, cobr贸 $1,000 pesos anuales; el propietario de un lote del 鈥淐hinampa鈥, del que se extrajeron 70 millones de barriles, cobr贸 $150 pesos anuales.
Durante el movimiento revolucionario las empresas buscaron la protecci贸n de sus gobiernos y organizaron grupos armados que vigilaban las instalaciones y manten铆an el control territorial de la zona, como si se tratase del ej茅rcito de un Estado soberano. Dan La Botz escribe que la Huasteca Petroleum tuvo una 鈥減articipaci贸n directa鈥 en la insurgencia contra el gobierno mexicano. Tambi茅n particip贸 activamente en la organizaci贸n de un desembarco militar en Tampico -que finalmente no tuvo lugar- y 鈥渓e facilit贸 al almirante Mayo el yate de la empresa, el Wakiva, como cuartel general para coordinar las acciones de las naves m谩s peque帽as dentro del puerto con los acorazados anclados fuera de la d谩rsena.
Y si bien las empresas, en particular la Standard Oil, refutaron entonces y despu茅s haber financiado alzamientos armados en contra del gobierno de M茅xico, el desfile de testigos en contra desmiente ese alegato. Por ejemplo, en un libro poco conocido, el soldado norteamericano m谩s condecorado de todos los tiempos, general brigadier de la infanter铆a de marina Smedley D. Butler, quien particip贸 en el desembarc贸 en Veracruz en 1914, dice: 鈥淧as茅 33 a帽os y cuatro meses en servicio militar activo y durante ese periodo la mayor parte del tiempo fui un golpeador de lujo al servicio de los Grandes Negocios, de Wall Street y de los banqueros. Para expresarlo brevemente, fui un mafioso, un g谩ngster del capitalismo. Ayud茅 a que M茅xico, y en especial Tampico, fuera un lugar seguro para los intereses petroleros norteamericanos en 1914鈥. Est谩 tambi茅n el recuerdo del embajador de Estados Unidos, Josephus Daniels: 鈥淸Durante la Primera Guerra Mundial] B.M. Baruch, jefe de la Comisi贸n de la Industria Militar, me dijo que cuando algunos petroleros intentaron convencer a nuestro gobierno de que era necesario ocupar la parte de M茅xico en donde estaban localizados los grandes pozos petroleros, Wilson pregunt贸: 驴Quieren decir que a menos que vayamos a M茅xico y tomemos por la fuerza los campos petroleros localizados en su territorio no podremos librar la guerra? Alguien respondi贸: As铆 es.鈥
Este estado de cosas permaneci贸 hasta finales de los veinte, cuando L谩zaro C谩rdenas, nombrado jefe de operaciones militares en Las Huastecas, desarm贸 a las guardias blancas de las empresas, que se sent铆an en tierras de conquista y defraudaban al fisco haciendo uso de instalaciones subterr谩neas conectadas al puerto. Nada bueno hab铆an dejado en los lugares de explotaci贸n: ni una escuela, ni un teatro, ni un hospital. S贸lo yermos. A los pocos d铆as de la llegada de C谩rdenas a la zona hab铆an tratado in煤tilmente de sobornarlo con 50,000 d贸lares y un lujoso Packard a la puerta.

Molcajeteando鈥
Del caj贸n de los recuerdos y para control de usted, la carta a Ricardo Salinas Pliego, concesionario de TV Azteca, que el 26 de abril pasado, siendo abogado litigante, el actual secretario de Gobernaci贸n mand贸 publicar en un diario:
鈥淓l d铆a de ayer fui advertido a trav茅s de su representante, el se帽or Joaqu铆n Arrangoiz, que ser铆a vilipendiado en las pantallas de TV Azteca si mi despacho aceptaba el patrocinio profesional de un determinado asunto en contra de dicha televisora. En la noche se cumpli贸 tan valiente oferta. Esta circunstancia me obliga a hacerle las siguientes precisiones:
鈥1. El abuso de poder que significa utilizar las pantallas de dicha televisora para servir a sus intereses muy particulares no es nuevo y cada vez resulta m谩s pat茅tico. El car谩cter social del medio de comunicaci贸n que usted controla cotidianamente se ve traicionado por tan arbitrario proceder. Frente a su arrogancia le respondo con el desprecio, frente a la pobreza de sus recursos le ofrezco sinceramente mi compasi贸n.
鈥2. Mientras usted, se帽or Salinas, est谩 dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger lo que usted estima como su dinero, yo estoy dispuesto a asumir cualquier costo por defender mi honor.
鈥3. Mientras que usted s贸lo busca capitalizar en su provecho a sus relaciones personales, yo estoy hecho a honrar las m铆as. Eso lo saben de sobra mis amigos y nuestros clientes. Le aclaro que no desempe帽o cargo ni comisi贸n alguna en el gobierno federal y que la independencia que caracteriza el ejercicio de la firma a la que pertenezco, no est谩 supeditada ni potenciada por relaci贸n alguna con el poder.
鈥4. Como bien recuerda, fue usted quien, amparado en su relaci贸n equ铆voca con la pareja presidencial, en el a帽o 2003 orden贸 impunemente la agresi贸n a las instalaciones y al personal del Canal 40 en el Cerro del Chiquihuite. Nosotros, bajo el amparo de la ley y la justicia de nuestra causa, resistimos exitosamente una m谩s de sus arbitrariedades. Hoy, como entonces, nuestra competencia profesional se construye sobre tales fundamentos.
鈥淧ero no tema, se帽or Salinas, a esta fecha no se nos ha solicitado el patrocinio del asunto que tanto le afecta. Le deseo suerte a quien lo acepte. Seguramente tendr谩 la raz贸n鈥.

Profesor 鈥 investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicaci贸n de la UPAEP Puebla.
1/7/09

[email protected]


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