¿saldré de este patio, de estas cuatro paredes de la intemperie?
¿buscaré, acaso, un techo y un televisor que me cobije?
¿será posible practicar el paso de la manada?
¿me haré oveja blanca, mansa y estúpida que va yendo?
¿seré el empleado ideal, trabajador, silencioso y abnegado?

¡oh no, mejor aprenderé la conga de la piara sin escrúpulos!
-ahora fuera del patio da igual-
me haré político, gremialista, o amigo consultor
¿será posible?
¿salir será posible?, -vuelvo a preguntar-

¿una pluma se deja?
un dolor, una lágrima, la alegría: ¿se pueden dejar atrás?
¿el viento, el río?
¿el vuelo de los pájaros, tus ojos negros?
¿tu puta mirada, tan dulce, de hembra en celo, se puede dejar?

¿las putas y las esquinas que por la ventana veo?
¿y un amigo en el espejo del destino?
¿y un poema adobado en buen vino?
¿se puede dejar y anestesiarse?
¿olvidar, simplemente olvidar?

¿morir el corazón y la memoria?
¿cerrar los ojos y decir: ¡no pasó!?
¿qué no hay poesía ni poetas?
¿el verbo?
¿el tuyo y el mío, es acaso polvo esparcido en el chiquero?

algo pasa
algo fuerte sucede
por eso pregunto
dudo de quedar o no entre las cuatro paredes del patio
a la intemperie, expuesto

quizás sea esa tremenda consciencia de trágico poeta
o no, quizás no…
quizás sea el impulso primitivo, bestial
la rebeldía natural de la poesía
la de no dejar nada como está y sublimarlo
no se, algo pasa
algo fuerte pasa que me lleva a cuestionar
a lanzar la mirada que no se calla
que preguntó y volverá a preguntar
¿será eso nada más?

dubitativo deambulo entre las cuatro paredes
aire fresco en el patio a la intemperie del ocaso
todo esencia y pregunta
solo, aguerrido, frente al inexorable destino
consciencia y ser, y soy