La cárcel de un cuello de botella
comprime a la hermenéutica filosófica,
desde allí grita bien alto
para que todos puedan oírla.
Replegándose sobre sí misma
permanece siempre despierta,
jamás distraída es ejemplo de concentración
trepándose a la cima del derruído campanario
toma fotografías del panorama;
desde el nido del pájaro,
el carcaj está lleno de proclamas explosivas
del arco vuelan arengas volcánicas.
Las órdenes antiguas le han conferido un abstracto emblema
como muestra de respeto,
las frías brisas del Ródano
empujaron la disertación
hacia los recodos inverosímiles de Suze
en esta pequeña aldea
tan grande como el diámetro infinito del Aleph
resuena la versión estándar de su discurso
que desbarata los engranajes del tornillo sinfín
y transtorna las oruga del chasis bélico
con ráfagas ardientes de latín.
La aguja de Fulvia
traspasó la lengua que rajaba las tablas de roble,
y la hermenéutica salió del cuello de botella
para después terminar encerrándose en el pórtico
del olvido.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia