Bajo el paraguas
donde aprenden a reírse los poetas del clima marítimo,
nacen los gélidos poemas de invierno.
Empinado castillo
guarda las horas vírgenes,
aquellos momentos que vivieron antes del derrumbe;
allí en ese edificio de ubicación estratégica
ubicado en la mejor esquina
del centro de la metrópoli
habitaron los recuerdos del poeta.

Este castillo ostenta una admirable geometría
su ápice señala a la atmósfera con una flecha,
dibujando un ángulo agudo
y su estructura evoca las líneas rectas del transatlántico;
los negros ladrillos le regalan vestimenta de cuervo
es una casa como un cohete
nave etérea para elevarse hasta el infinito.

Dos mil quinientas ventanas
impulsan la respiración de los recuerdos,
y las horas libres que juegan con los árboles,
le sugieren al pensador adusto
la fabricación de tapizados para automóviles.

Balcánicos fantasmas se burlaron de su Hiperión
y sus poemas desafiando los límites de la locura,
volaron en las garras de un halcón de los Cárpatos;
dialéctico verso de Hegel expulsa a los recuerdos
de su castillo amado y la métrica de Píndaro
no pudo evitar que se diluyeran
en el epílogo de un himno frenético.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia