La Poesìa te lanzò aquella noche sobre mi alcoba
rebotastes centrifugada por un huracàn de lirios
tu piel canela cegaba la ira de bravos candiles
y contemplaba los rebotes de mi tristeza
que aullaba vencida por tu mirada.

Piel canela iluminada por mis vivencias
estremecida por las heridas profundas,
espontànea en el sentir homèrico de aquel instante
sucumbìa ante ardientes versos
y se explayaba gratuita.

Agua fresca se abrìa paso a travès del peñascal
la noche herida sollozaba con tus labios
y hùmeda herìa aquel oscuro pasado
estoy seguro que no era plenilunio;
sin ambages me olvidè de la mètrica
buscando la gruta azucarada
era un viejo soldado sin yelmo
que corre por placer.

Ondulante cabellera se retorcìa en las sàbanas
ajadas,
y para concluir nuestro audaz encuentro
tus labios de odalisca soltaron una pociòn muy fuerte
para acariciar mi tibio oìdo.