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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2008-12-03 | [This text should be read in espanol] |
LA HISTORIA DE DAVID CONTRA GOLIAT (*)
(*) Basado en 1ra de Samuel Cap.17 Entre Socó y Azecá acampan los filisteos, en cercanías de Judá se preparan sus guerreros. En Elá su campamento establece Saúl, el rey; sobre un monte está el asiento de las huestes de Israel. Gigante guerrero ostenta la filistea legión, Goliat, de Gat, y amedrenta a Israel su aparición. Luce un casco en su cabeza y en su pecho una coraza que cincuenta kilos pesa, todas de bronce sus placas. Porta enorme jabalina con gruesa punta de hierro. A retar a Israel se anima. Delante va su escudero. Truena la voz del gigante: “Los desafío hoy y aquí, ¿Contra quién será el combate?. Si alguno me vence a mí de entre ustedes, doy palabra que seremos sus esclavos. Busquen quien logre la hazaña, el mejor de sus soldados”. El desafío filisteo, oye Saúl y su milicia, el desánimo y el miedo se expande con la noticia. En Belén vivía Jesé hombre de edad avanzada, ocho hijos tenía él, David uno se llamaba, el menor. Los tres mayores: Samá, Abinadab y Eliab, formaban junto a los hombres que Saúl llamó a lidiar. Recalca en tanto el filisteo de tres metros de estatura, mañana y tarde su reto que cuarenta soles dura. Un día Jesé, el anciano padre de David lo envía a ver a sus tres hermanos al valle en que combatían. Lo manda con trigo y panes y también algunos quesos para darle al comandante que se encontraba con ellos. “Lleva esto a tus hermanos y observa si es que están bien”. Mientras, Saúl y sus soldados en el valle Elá se ven envueltos en la refriega contra huestes filisteas. Es pan diario la pelea entre las fuerzas guerreras. David llega al campamento y escucha gritos de guerra, de inmediato va al encuentro de sus hermanos. Y en esta ocasión es cuando escucha de Goliat el desafío, y en medio de mucha bulla oye lo que habla el gentío: “De nuevo el incircunciso a intimado a Israel, que presente entre sus hijos a uno que luche contra él. Y el rey Saúl a ofrecido para quien venza a Goliat de tributos eximirlo, darle riquezas y aun más con su hija desposarlo, ser miembro de la realeza”. Después de haber presenciado los hecho David expresa: “¿Quien es este filisteo que reta al Dios de Israel?”. “Tu atrevimiento ya veo, ¿Qué es lo que piensas hacer?” le increpó a David, Eliab, a lo que éste contestó: “Dime hermano la verdad ¿Qué de malo he dicho yo?”. Después del lugar partió y hablaba con los presentes, preguntando a viva voz y mostrándose insistente, tanto que Saúl mandó urgente que a él lo trajeran y fue David y expresó al rey cual su idea era: “Que nadie se desanime por temor al filisteo, soy tu servidor y firme a luchar contra él me atrevo”. “No podrás enfrentar sólo a este guerrero gigante es hombre de guerra y ¿Cómo podría un joven ganarle?”, a David, Saúl le dijo, y el muchacho replicó: “Cuando las ovejas cuido, de mi padre, debo yo, pelear contra los leones y los osos que al rebaño si no los enfrento a golpes causarían mortales daños; y lucho hasta que los mato, y al filisteo haré igual que ha cometido este ingrato muy grave inmoralidad: ha desafiado al ejército del Dios vivo de Israel; si Dios me mantuvo vivo me ha de ayudar aun contra él”. “Anda y que Dios te acompañe”, le dijo Saúl a David y con atavíos reales al joven lo hizo cubrir. Casco de bronce vistió y también una coraza, y gruesa espada lució; que de un rey era la traza. Mas a David todo aquello le incomodaba al andar, pues no era lo suyo eso, y sus ropas volvió a usar. Volvió a aferrar su bastón, tomó cinco piedras lisas y con su honda las guardó en la bolsa que traía. Y se marchó de inmediato a enfrentarse al filisteo que dijo al ver al muchacho “Es que soy acaso un perro que traes en tu mano un palo para expulsarme de aquí” y a su dios alzo los brazos maldiciéndolo a David. Éste a Goliat respondió: “Con espada y con lanza cuentas tú, mas cuento yo con Dios que es mi esperanza. Te entregará el Dios de Israel en mis manos este día, hoy mismo te mataré, será tu cabeza mía, y los cuerpos ya sin vida de tus huestes filisteas, a las aves de rapiña serán dados y a las fieras. La tierra será informada que hay un Dios en Israel, que no necesita espada y que esta batalla es de Él”. Salió el filisteo a matarlo, David se le puso enfrente y lanzó en su honda un guijarro que hirió al gigante en la frente. Y se vio, herido de muerte, al gigante filisteo caer muy pesadamente, besando su rostro el suelo. Y como no tenía espada la de su rival tomó David y de una estocada la cabeza le cortó. Viendo muerto a su mejor guerrero los filisteos se llenaron de pavor y todos rápido huyeron. De Israel y de Judá todos los hombres salieron a perseguir hasta Gat y Ecrón a los filisteos. Gozó Israel la victoria que el joven David le dio y así comenzó la gloria del mayor rey que existió. Daniel Adrián Madeiro (*) Basado en 1ra de Samuel Cap.17 |
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