era una belleza de verano
la escuchaba pegada al aire por la oreja amarilla de una tarde espumosa
venía con grillos, me llenaba cálido
me plateaba con la plata de las palomas
con su murmullo casi marino

casi empezaba a quitarme las sombras
una tras otra desnuda hasta una transparencia de zafiro
por lo cual pasaba sin obstáculo la risa del tiempo

olía a hierba durmiendo en su sangre
la sínfonia de los silencios
los acordes de la tierra

la tierra giraba lentamente bajo mi tálon


yo he dicho entonces
hay una belleza de verano en el mundo
dejate la muerte sobre las piedras
y vamos