LA NEGACIÓN DE TODO.

Haciendo un esfuerzo para ensimismarme rompo mis compromisos hasta llegar al desgarro total. Ninguna sombra osa acceder a mis sortilegios y es en mi soledad cuando veo frente a frente a la muerte sabiendo que aún no es el final del camino. Las calles,¡Oh! sí las calles me hastían por su soledad,no hay líneas nuevas para revelar lo que somos, es más,nunca lo sabremos. Agitado mi corazón encuentro santos por doquier y risotadas diabólicas paracecen querer intimidarme pero apenas han logrado distraerme. Traen mis ojos otras experiencias, varios coitos a los cuales he renunciado porque no las he amado;vacíos perpetuos contra los cuales lucho para desfigurar el rostro de la ciudad o de los más fuertes. Feroces pasos me entregan la senda donde cohabitan los guerreros felices y he vislumbrado la patria que tanto busco(por un momento pensé, había hallado mi ciudad,el puerto deseado y que la paz peregrina besaba mis manos para contagiarme de alegrías no antes conocidas)pero mis huellas acaso pesan tanto como mis sentimientos, hay furia dentro de mí, la misma furia e ira que estrellé cuando creí saberme plenamente. Sombrío el amanecer me entregan otra vez éstos dioses desconocidos sensaciones que no deseo sentir. Sé que el amor no está dentro de mis planes, lo que busco ocila más allá de lo que los demás puedan comprender y ¡ay maldita soledad!. Cómo envenenas mis segundos donde moro como rey dorado. Afanosamente escribo como si de pronto fuera lo último que hiciera y confieso una vez más:lo hago para rebelarme,para protestar contra el destino. Fácil sería ceder a los encantos de aquella bella mujer honesta que pretende amarme pero no es cierto acaso que soy más dichoso en libertad?.Exaltado pues los gritos de guerra anidados en mi corazón mi sangre hierve de pasión ante mis escritos.Hay algo más ,lo sé,hay algo más.Ïtaca no está tan lejana como la sonrisa de mis labios mientras conspiro para encontrar el mar más fulgurente,la palabra precisa que interprete mis emociones.Y acudes a mí demonio perturbador para tentarme con tu fácil dominio,grita pues mi garganta ante ti y río sin cobardía pues sé que en algún tramo del camino nos comprendimos. Ahora solo y sin aliados, inyectado de un veneno que me libera de maldiciones he visto desde sus lejanías aquellos sabios de barba clara quemar sus viejos papiros arrepentidos sin contemplar tanto error que ni Dios ha enmendado. Y otra vez las calles solitarias antes del amanecer me entregan secretas e indiscretas historias de extraños personajes que van sin saber ir entre aceras adoquinadas por el tiempo maduradas para los inmortales,los que escribieron éstos momentos y los que nos atrapan con su saber que bien Platón supo exterminar a tiempo.La pitoniza me ha dicho pues que hay una canción sublime otorgada sólo para los más fuertes y juro que no entiendo,pues fue en el momento más difícil, cuando aterrorizado por fin la escuché, antes de cruzar ésa línea que rompe personalidades, que blasfema contra los sagrados misterios, que enerva hasta el delirio convirtiendo todo en algo grotesco. Penitentes en plena ciudad todos parecen haber muerto hace un instante y me pregunto:cuántos destinos,cuántos? fueron los qque rodaron como la promesa del guerrero que avisoró lo que hoy sueño,pero no,eufemismos incoherentes atentan contra mi cordura sin saber que son sólo prolegómenos adormecidos que enfurecidos quieren encontrar mi lado más débil,volverme hombre otra vez,liberar de mí una lágrima para su triunfo oprobiante. Fumo un cigarro y busco al hombre número mil de Kipling mientras internado en éste laberinto aún la recuerdo como si fuera de milenios la vivencia,momentos enterrados que intentaron cegar mis impulsos cuando sé que sólo los hombres débiles aman, pero ay!,cómo me gustaría ser débil para brillar como lucero avernal u olimpo. Llevo en mi mano ese viejo libro del poeta mientras camino,sus frases,sus versos, por qué no traficar a Shakespeare, por qué pues ceder con tanta lucidez a su locura:duda que el sol existe,duda que las estrellas están brillando en el cielo,pero nunca dudes,nunca,de mi amor.Asesinados los recuerdos descanzo en esos viejos escalones centenarios mientras escucho a Kiss(a million to one) y sé que la sombría se despeja para brindarme un nuevo día. Por un momento pensé que fui tocado por el más fuerte,pero parafraseándome a mí mismo diría que que no soy digno, ya no soy más aquel santo que gritó a la luna por un segundo de calma.Agarro mi viejo mamotreto y escribo un par de líneas:sé que quedaré aquí para nadie,truculenta la línea abro con mis afilados pasos un nuevo trecho,anoche no pude dormir,encandilado por mis pasiones pensé encontrar los signos inscritos en el cielo, las cábalas de los rosacruces o mis antiguos versos, vieja religión que no muere por que hay sentimientos que nacieron para no morir. El cigarro se ha acabado y la ciudad empieza a poblarse,el poeta ha dudado,él también ha dudado,¡Porqué pues estoy libre de tan blasfema enfermedad!.Es claro,lo sé, si la Fe fuera algo inteligible para todos todos creerían. Ya amaneció mientras engordan mis ansias de saber de los que amo.Sé que será un día más el que termine por devorar y anheloso esperaré hasta el vértigo la experiencia vital que me conduzca a mi propio término,la que culmine con mi libro mientras mi corazón revienta ante éste sol perennizado recordándome sólo a mí,sólo a mí.

De: Los Cantos de la Maldición. Julio 2005