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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2008-01-03 | [This text should be read in espanol] |
Esa tarde, Citlali y Nadia ingresaron al ascensor del antiguo edificio, tal y como todos los dÃas. No era algo cómodo para Citlali, porque Nadia con su charla interminable alteraba su temperamento introspectivo y callado. De pronto, casi a la mitad de su extenso recorrido descendente, se presentó una alteración en la energÃa eléctrica. Las lámparas del ascensor comenzaron a cintilar de un modo alarmante y luego de un gran sobresalto, la cabina se detuvo por completo.
Ambas pasajeras, estremecidas de sorpresa y alarma, se quedaron mirando bajo la incierta y tenue luminosidad de los focos de emergencia. Su rostro parecÃa distinto a causa de los juegos de luz y el espanto. DisTiNto. *** Pasó mucho tiempo: al principio se mostraron ajenas al percance, como si al restarle importancia este pudiera desaparecer, igual como si nunca hubiera acontecido. La demora a sus actividades del dÃa comenzaba ya a importunarles, pero ninguna de las dos parecÃa querer aceptarlo. Sin embargo Nadia comenzaba a mostrar grietas en su entereza: su facilidad de charla vana se acentuó al máximo. Citlali estuvo a punto de cubrirse los oÃdos, ante el torrente de embustes y comentarios sosos que más parecÃan un medio de evasión de aquel cautiverio forzoso. Pronto, este discurso atropellado dejo lugar a gritos y golpes frenéticos, clamando auxilio, en contra de las sordas paredes metálicas del ascensor inmóvil. Al poco rato Citlali se contagió de esta actitud de nervioso frenesÃ. El breve espacio de la cabina del ascensor se trasformó en un pequeño manicomio. Pero todo llamado fue infructuoso. No mucho después yacÃan ambas tumbadas en el piso alfombrado, sollozando amargamente, como niñas pequeñas y extraviadas. ………pasó el tiempo…………………………………………………………………….. *** -¿Sabes? me parece que algo grave se ha suscitado allá afuera. -¿…? - Yo creo que ha habido un atentado en contra del edificio, una tragedia horrible ha sucedido y nosotras hemos quedado aquà atrapadas. Quizá pasen dÃas antes de que alguien pueda ayudarnos, ¿Te imaginas? ¿Qué vamos a hacer? Qué… Y de nuevo más ataques de llanto y agitación. Esta escena se repetÃa varias veces, pero pronto hasta eso dejo de servir como medida para calcular el paso del encierro. Luego sólo quedaron los latidos: ******************************************** ************************** pero a la larga el tedio y la sofocación fue adueñándose hasta de esto, hasta de eso, hasta de, hasta *** Cuando despertó por un instante, Citlali notó como el dial de señalamiento de los pisos del ascensor subÃa y bajaba frenéticamente…Nadia yacÃa tumbada frente a ella y la miraba con fijeza enfermiza; lo incomodo de tal contemplación, la luz vacilante y el inverosÃmil movimiento vertiginoso de un ascensor que se suponÃa estropeado, le hizo voltear cansinamente la mirada y retornar al negro marasmo de su conciencia. *** -Oye… -Oye pequeña… La despertaron las caricias suaves pero ansiosas de Nadia. El ascensor volvÃa a estar inmóvil y escasamente iluminado. Su compañera de cautiverio le frotaba las piernas con delectación y pronto su anhelo sensual se prolongó hasta el resto de su cuerpo. Citlali sintió una honda pena por ambas, una inmensa tristeza impotente, que la impulsó hacia el abrazo de Nadia con desesperación. Pronto se abandono a aquellos besos mustios, y fueron una solamente, en aquel estrecho espacio silencioso. *** -( ¿Y si nunca hubiéramos salido verdaderamente de aquÃ? ¿Y si todo lo que hemos vivido afuera no hubiera sido sino un sueño? ¿Te imaginas? ¿Te imaginas? ¿Puedes hacer eso?) *** Cuando despertó por un instante, Nadia notó como el dial de señalamiento de los pisos del ascensor subÃa y bajaba frenéticamente…Citlali yacÃa tumbada frente a ella completamente dormida; lo incomodo de su encierro, la luz vacilante y el inverosÃmil movimiento vertiginoso de un ascensor que se suponÃa estropeado, le hizo voltear cansinamente la mirada para retornar al negro marasmo de su conciencia… pero no se lo permitió un acontecimiento extraordinario: al llegar al tope de los pisos superiores el ascensor se detuvo y la puerta se abrió lentamente: Nadia contempló una lejana extensión de nubes azules y vetas de luz diamantina que se extendÃa hasta lontananza. Un castillo de cristal puro esmeralda, se dejaba ver sobre un grupo de cúmulos. Y un grupo de hombres enormes con batas verde pastel, y con máscaras de cráneos de animales, se asomaban dentro del ascensor para verle. Todos cantaban con voces extrañamente blancas, infantiles, un extraño motete de melodÃa inconcebible, y pronunciando al revés cada palabra de él. A la señal de uno de los hombres, que llevaba una grotesca máscara de cráneo de cerdo, todos callaron, sólo el rumor de un viento lejano y áspero se dejaba sentir. El enmascarado le dijo entonces con su voz de flauta: -Tú nunca saldrás de aquÃ. Porque para que salgas tienes que quedarte dentro. Nunca olvides que el fuego camina contigo, siempre, hasta el final. Y entonces se llevó la mano de canto hacÃa el centro de su rostro oculto. Y lo fue bajando lentamente. Mientras que todos los demás seres emitÃan un chillido tan agudo, que Nadia se tapó los oÃdos y gritó para acallarlo en su propia mente, hasta que se derrumbó desvanecida por completo. Los extraños seres seguÃan chillando, cuando la puerta del ascensor cerraba. Luego, no más. *** La despertó por un extraño sonido: la luz se habÃa vuelto loca en efectos estroboscópicos, mientras que algo le estaba sucediendo a su compañera que se revolvÃa frenéticamente contra un cuerpo desconocido y musitaba frases de alarma en una lengua ignota o como si las pronunciara séver al. Ella quiso ayudarla pero la furia con la que eso la estrellaba-contra-las-paredes //////*///////*////////*////////*//////*///////// le impidió que pudiera era era algo pavOrOOOOOOsOOOOO pensó que un horrihombre se habÃa intrrrroducido al ( )mientras dormÃan y ahora querÃa des---tro---zar-----las a ambasamabas y ella abrió la bOca para bramar por el dooloor de verse rasssssssssssgada y ella gritoauauAUAUAUAU se tapó el rostro IIIoIII con las manos terrotrémulas y el dÃal 103102101100999897969594…ylasangreyeldolorylafuria y*y*y*y*******OOOOOOOOOOOOOOOOOOO…………............... *** El ascensor llegó a la planta baja. Las puertas se abrieron lentamente. Ella salió con calma de allÃ, y abandonó el edificio rumbo a la calle, para seguir con su vida normal. Las puertas del ascensor se cerraron de nuevo. Silencio Copyright © Jesús Ademir Morales Rojas. Todos los derechos reservados. |
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