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TZVETAN TODOROV representa la confianza en la benevolencia de la razón, que vemos por ejemplo, en GEORGE STEINER.

En la medida que se acuda a la razón sin prejuicios, se llegará a la comprensión, erradicando la ignorancia, raíz del miedo y por ende, del odio.

Tal como lo señala FRANCISCO SOLANO, dicha benevolencia basada en la comprensión supone asimismo renunciar "a la confrontación que viene disfrazada de maniqueísmo."

"No tiene el menor mérito - escribe TODOROV en El Miedo a los Bárbaros - preferir el bien al mal cuando es uno mismo quien define el sentido de ambos términos."

La cultura es dinámica, ergo las certezas culturales o los símbolos culturales fijos pueden camuflar aquel miedo a ser arrollados por una cultura distinta.

A propósito del miedo y en el contexto del mundo globalizado, TZVETAN TODOROV distingue 3 Grupos de Países, cada uno dominado por una pasión distinta, a saber:

1- LOS PAÍSES DEL APETITO: Cuyos habitantes tienen la sensación de haber estado al margen de la repartición de las riquezas, y ahora les ha llegado el turno.

2- LOS PAÍSES DEL RESENTIMIENTO: Su rencor se debe a una humillación histórica, real o imaginaria.

3- LOS PAÍSES DEL MIEDO: Incluye a los países occidentales, que han dominado al mundo por siglos, temen por un lado la fuerza económica de los "países del apetito" y las explosiones de violencia derivadas de los atentados terroristas de los "países del miedo", aunque no sean a título individual y no estatal.


Advierte TODOROV que el miedo a los bárbaros es lo que amenaza con convertir al mundo occidental en bárbaros.

Prefiere el autor el término "culturas" a "civilizaciones". En este sentido, aclara que en el término "civilización" existe un juicio de valor absoluto; las culturas, en cambio, identifican un segmento del mundo inscrito en la historia.

Lo que nos acerca a la barbarie, a la cacería de brujas, al fundamentalismo, es la negativa a aceptar diferentes visiones del mundo.

TODOROV apela a la Ilustración, renovando su legado y recordando de esta forma a los europeos que su identidad no vino por la diversidad per se, sino por conceder igual estatuto a las diferencias.

Al final esto nos lleva a un punto simple pero para nada sencillo: La barbarie en sí no reconoce la humanidad en los otros, el hombre civilizado, en cambio, reconoce que los otros son tan humanos como él.

¿Será el mundo civilizado - la civilización europea - capaz de de superar el miedo (1) o les tocará en en cambio, vivir de su pasado glorioso?

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Edilberto GONZÁLEZ TREJOS, 7-6-2010
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(1) FRANCISCO SOLANO la llama "La Parálisis del Hombre Europeo".-