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En defensa del periodismo
essay [ ]
Juego de ojos Compilation: Juego de ojos

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by [MAGSA ]

2008-06-17  | [This text should be read in espanol]    | 



Nada hay tan poderoso como una idea cuyo tiempo ha llegado, dice la sentencia. En un memorable ensayo de 1938, Archibald MacLeish habla de c贸mo la poes铆a y la revoluci贸n pol铆tica encuentran terreno com煤n en un mundo cambiante. En 1949, Peter Hinzen inici贸 su ensayo sobre el rearme moral con la reflexi贸n de que 鈥渆l mundo nunca conoci贸 un ritmo tan acelerado como el actual. Y este ritmo se vuelve cada a帽o m谩s veloz. No conseguimos mantenernos al tanto. A menudo queremos escapar del exceso de impresiones que continuamente nos causan impacto, pero no es posible. Tampoco logramos protegernos de las contradicciones del mundo moderno. Todo esto nos hace sentirnos inseguros y amenazados.鈥
Ante el cambio, esp铆ritu abierto. Las l铆neas Maginot (mentales) del status quo, las murallas chinas (mentales) del establisment y los muros de Berl铆n (mentales) del no se vale, s贸lo tranquilizan a la clase pol铆tica que tan bien caracteriz贸 Jes煤s Hern谩ndez Toyo. Enti茅ndase por 鈥渃lase pol铆tica鈥 a la que tiene un grado de representaci贸n: la empresarial, la eclesi谩stica, la sindical, la electoral y la burocr谩tica.
Uno de los 鈥渕uros鈥 edificados por esa clase tiene que ver con el rol de los medios de comunicaci贸n. Culpar al mensajero es un c贸modo ejercicio. Preocupa registrar que con creciente frecuencia, en el discurso p煤blico hay un lavamanos de fallas propias y un traslado de responsabilidad a los medios que no ayudan, que no est谩n con los buenos. 鈥淪i lo que publico es informaci贸n de la carpa es porque el circo, con p茅simos actores, est谩 ah铆 en la realidad鈥, dice un personaje de Gore Vidal en Los a帽os dorados. A fines de los treinta, Rotofoto public贸 en portada una imagen de Vicente Lombardo Toledano (el dem贸crata) con el brazo derecho extendido, la palma hacia la c谩mara, y la leyenda: 鈥淓l licenciado Lombardo Toledano intenta detener la circulaci贸n de Rotofoto鈥. Unos d铆as despu茅s, huestes de la CTM, en leg铆tima defensa de la clase trabajadora, destruyeron el taller en donde se imprim铆a la revista.
No hablo exclusivamente de M茅xico, ni de los tiempos que corren. En Rusia -antigua URSS- hoy la prensa y la televisi贸n son chivos expiatorios. En los EUA la clase pol铆tica cree que no ha logrado instaurar la felicidad universal a causa de las injustas cr铆ticas impresas y radiadas. John F. Kennedy (el dem贸crata), exigi贸 a una convenci贸n de editores en 1961 una mayor dosis de patriotismo a la hora de ir a prensas. Hace 300 a帽os el Parlamento ingl茅s prohibi贸 a los gacetilleros transcribir sus sesiones. A mediados del siglo XVIII, en la naciente rep煤blica del norte, las tensiones entre la pol铆tica y la prensa eran de tal magnitud que Benjam铆n Franklin public贸 en The Pennsylvania Gazette el 27 de mayo de 1731, An Apology for Printers (En defensa de los impresores -hoy periodistas), proclama que a continuaci贸n reproduzco en sus partes centrales:
鈥淧or ser frecuentemente censurado y condenado por diferentes personas al imprimir cosas que seg煤n ellos no deben ser impresas, he considerado en algunas ocasiones ofrecer una disculpa, y publicarla una vez al a帽o para que se lea en todas esas ocasiones. [鈥 Les pido a todos los que est谩n enojados conmigo por los impresos que no les agradan, que consideren detenidamente estos detalles:
 Las opiniones de los hombres son tan variadas como sus rostros; una observaci贸n bastante general como para ser un proverbio: hay tantos hombres como ideas.
 El negocio del impresor tiene que ver sobre todo con la opini贸n de los hombres; la mayor铆a de las cosas impresas tienden a promover a algunos y oponerse a otros.
 He ah铆 la peculiar desdicha de este negocio. Los impresores apenas pueden ganarse la vida con una actividad que probablemente no ofenda a algunos o quiz谩s ofenda a muchos, mientras que el herrero, el zapatero, el carpintero, o el hombre de cualquier otro oficio puede trabajar de modo indiferente para personas de cualquier religi贸n sin provocar ofensa alguna: el comerciante puede comprar y vender a los jud铆os, a los turcos, a los herejes e infieles de todo tipo y obtener dinero de ellos, sin ofender de modo alguno al m谩s ortodoxo, o sufrir censuras u hostilidades.
 Es tan il贸gico para cualquier hombre o grupo de hombres, esperar sentirse satisfecho con todo lo que se publica, como pensar que nadie debe sentirse satisfecho sino el que lo imprime.
 Los impresores son formados en la creencia que cuando los hombres difieren en sus opiniones, ambas partes deben tener la misma oportunidad de ser escuchados, y que cuando la verdad y el error est谩n en igualdad de condiciones, la primera es siempre superior al segundo [鈥.
 No es razonable pensar que los impresores deban aprobar cada cosa que imprimen, y por lo tanto censurarlos por cualquiera de esas cosas [鈥 Del mismo modo es il贸gico lo que algunas personas afirman, que los impresores s贸lo deber铆an imprimir lo que ellos aprueban, ya que si se tomara tal resoluci贸n, y se pusiera en pr谩ctica, ser铆a el fin a la libertad de escribir y el mundo no tendr铆a nada que leer, salvo la opini贸n del impresor [鈥.
[Sin embargo] los impresores continuamente rechazan buen n煤mero de cosas malas [鈥. Yo mismo me he negado a imprimir lo que justifique el vicio o promueva la inmoralidad, aunque dando satisfacci贸n al gusto corrupto de la mayor铆a, pude haber ganado mucho dinero. Tambi茅n me he negado a publicar algo que pueda causar da帽o real a cualquier persona, sin importar cu谩nto me hayan tentado con ofertas de buena paga, y sin importar cu谩nta enemistad me he ganado con aquellos que me hubieran podido emplear. Muchos hoy me ven con resentimiento por haberme negado a publicar sus reflexiones personales o partidistas. En este asunto he hecho muchos enemigos, y la fatiga constante de negarme a sus peticiones es casi insoportable. Sin embargo el p煤blico que no est谩 al tanto de todo esto, cuando el pobre impresor llega a hacer algo, ya sea por ignorancia o persuasi贸n, que amerite ser culpado, no lo recibe con solidaridad o aceptaci贸n, como si no hubiera m茅rito alguno en su trabajo.
Concluyo con una f谩bula: Un hombre justo y su hijo viajaban al mercado de la ciudad para vender un asno. El camino estaba en malas condiciones, por lo que el se帽or iba montado en el asno pero su hijo marchaba a pie. El primer viajero que encontraron en el camino le pregunt贸 al se帽or si no se avergonzaba de ir cabalgando y hacer sufrir al pobre chico caminando en el lodo; esto lo hizo subir al chico en la montura con 茅l. No hab铆an andado mucho cuando se encontraron con otro viajero que les dijo que eran dos tontos malagradecidos por montarse sobre aquel pobre asno en un camino tan malo. Despu茅s de esto el se帽or se baj贸 y dej贸 a su hijo cabalgar solo. El siguiente viajero que encontraron le dijo al chico que era un desvergonzado ventajoso por cabalgar de ese modo, y dejar a su padre andar a pie, y dijo adem谩s que el se帽or era un tonto por permitirlo. Entonces el se帽or le pidi贸 a su hijo que se bajara y que caminaran juntos, y as铆 continuaron hasta que encontraron a otro viajero que los llam贸 imb茅ciles por ir los dos caminando en un camino tan malo cuando llevaban con ellos un asno que pod铆an montar. El se帽or ya no pudo m谩s y le dijo a su hijo: 鈥楬ijo, siento mucho que no podamos complacer a todas estas personas. Lanzaremos al asno por el pr贸ximo puente y ya no nos causar谩 m谩s problemas.鈥
Si el se帽or hubiera llevado a cabo su decisi贸n, probablemente lo hubieran llamado tonto por molestarse con las diferentes opiniones de aquellos que alegremente lo criticaban. Por tanto, aunque creo tener un car谩cter tan amable como el suyo, no pretendo imitarlo. Si bien respeto la variedad de temperamentos entre los hombres, y lejos estoy de tener la esperanza de complacer a todo mundo, a煤n as铆 no dejar茅 de publicar. Continuar茅 mi negocio. No quemar茅 mi imprenta ni fundir茅 mis tipos.
Molcajeteando鈥
En la primera plana de The New York Times del pasado 3 de junio aparece, a dos columnas, una noticia que me retrocedi贸 a las 茅pocas doradas del periodismo de Estado -Pravda, Granma, El Nacional, The New York Times y muchos otros que por falta de espacio no consigno. Fechada en Mosc煤 y firmada por Clifford J. Levy, la cabeza lee: 鈥淣o es magia: los opositores de Putin son desaparecidos de la TV鈥.
Resulta que el oto帽o pasado, el analista pol铆tico Delyagin se permiti贸 criticar al camarada Putin en un programa de televisi贸n grabado. Cuando la pieza fue transmitida, 隆milagro!, Delyagin (m谩s bien su efigie) hab铆a desaparecido. Y si no fuera porque al borrador de pixeles se le escap贸 una toma en donde claramente se ven las piernas sin torso del analista, la nota podr铆a haber sido plagiada de un cap铆tulo del orwelliano 1984.
Por cierto, en la misma idea: cuando yo era un reportero joven, con alguna frecuencia me enteraba de que los ejemplares de tal o cual peri贸dico o revista hab铆an sido 鈥渃omprados鈥 (vulgo: confiscados con pago de da帽os) ya en el local del distribuidor, ya en el puesto callejero, para evitar la divulgaci贸n de alguna noticia inc贸moda. Eso era una estupidez a fines de los sesenta y hoy es conducta cuyo t铆tulo la Ley de Imprenta me impide reproducir. Por ello me asombra la denuncia de que los ejemplares de El Universal del 9 de junio enviados a Durango nom谩s no llegaron, aparentemente para evitar que se supiera que dos se帽oras de la far谩ndula se hospedaron en la mansi贸n de un narco, quiz谩 con el visto bueno del Gobernador.
隆Ay, Jes煤s Hern谩ndez Toyo, c贸mo te extra帽amos!


Profesor 鈥 investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicaci贸n de la UPAEP Puebla.
10/06/08

[email protected]


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