La inmensidad del mundo puede remitirse al trazo contorneando de un lápiz sobre un papel; agitándose con ímpetu, refrenándose con sed, exaltando pasiones, enardeciendo batallas, liberando ladrones, encadenando amores, redimiendo la fe, describiendo al ocaso, y levantando al amanecer.

La vida se vuelve oscura solo cuando antes de escribir tratas de borrarlo todo; sin saber que solo arruinas el papel y al romperse este no termina siendo nada mas que un muerto; alguien que no ha vivido, que no ha conocido ni salido, tampoco bebido ni comido; no ha respirado más que su propia exhalación.

El tiempo se torna nebuloso, las gotas tan solo caen y nadie las ve ni las siente; pero hacen heridas, sacan sangre, muchas veces es como caminar en círculos o nadar sobre la tierra, solo queda imaginar que es un juego donde no se gana ni se pierde.
Algunos se dan cuenta de todo esto y buscan encontrar la línea recta ¿o es que las rectas pueden llevarte al mismo lugar?

En la relatividad de nuestro existir arriba puede ser abajo; la infame falacia del ser no es mas que la razón oculta a la que se abrazan aquellos que el tiempo no volverá a ver porque están escondidos por algo que no pueden entender; muchas veces podemos perdernos en una simple hoja de papel, la cual al final se resquebraja por el paso del tiempo, los a veces infames rayos del sol las vuelven amarillas reflejando su imponente brillo y finalmente acabando con algo que pudo ser.