Quiero beber música clásica
beber a cántaros de los viñedos que crecen al compás del violín,
quiero beber las notas que respiran armonía
beber como un líquido sagrado,
sinfonías inmortales capaces de transportar el oído
a las esferas más altas del pensamiento.

Bruckner cultivaba las uvas
que crecieron siguiendo los ritmos del piano,
el lagar las pisaba confundiéndose con dátiles del desierto
los toneles vertieron su delicioso contenido
que estremecía al paladar
produciendo la áspera sensación
del jugo de guayaba ácida.
Aquel licor aromático al fin centellaba en la copa;
transformado en auténtico vino rojo de Moldavia.

Quiero beber música clásica
beber ávido de las viñas sagradas
que fueron vertidas en las ánforas del tiempo,
quiero beber música clásica
y así apagar la sed del infinito.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia