A ti quisiera ponerte un nombre

bautizarte en las aguas del río de mis ansias,
llevar un registro del día y la hora en que naciste
para ser parte de mi vida, habitando en mi alma,
teniendo por faro que te guíe en el tiempo
en que te mires, el espejo de mis ojos encendidos,

a ti quisiera ponerte un nombre que pudiera
ser morada y no decirse en palabra alguna,
un nombre de camino, de ciudad, o de país
donde no se hable ningún idioma conocido,
donde los hombres sonrían y no gruñan,
donde los sueños fueran globos de colores
llevados en alas de mariposas,

a ti quisiera bautizarte en un rastro de lluvia,
en la ablución de la húmeda caricia de mis besos
desatados en un alarde de dicha de mis labios,
y al sentir el rumor de mi sangre pasearse por mis venas,
nacería tu nombre navegando rumbo a mi corazón
llamándote: ¡latido!





Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al recordar en el tiempo que tu nombre se esfumó un día y con él todo tú.
Octubre 11 de 2005